Se debe saber que el descongelado correcto de algunos alimentos es primordial en su sabor, textura y calidad final del producto. Los expertos en salud alimenticia recomiendan deshielar los alimentos en el frigorífico, microondas o poner el paquete en una bolsa hermética de plástico sumergida en agua fría y cambiarla cada 30 minutos.
El descongelamiento gradual de los alimentos durante la noche en el frigorífico es mejor porque ayuda a mantener la calidad de los mismos. Cuando use el microondas siga las instrucciones del empaquetado.
Deje aproximadamente 5 centímetros entre el alimento y la superficie interior del microondas para permitir que el calor circule.
Las porciones pequeñas se descongelarán más uniformemente que los pedazos grandes de alimento.
La comida descongelada en microondas debe ser cocinada inmediatamente después de ser deshielada. No deshiele la carnes y pescados sobre la mesa o en el lavadero sin agua fría; las bacterias pueden multiplicarse rápidamente en la temperatura ambiente.
El tiempo de descongelación de las carnes y los pescados es similar, aproximadamente 5 horas.
Los productos de gran tamaño, como son los pollos, la carne para asados y guisados y los pescados enteros, tienen que ser descongelados en el frigorífico, en recipientes cubiertos, durante 12 a 24 horas antes de empezar a cocinar.
Nunca se debe descongelar la carne bajo el grifo del agua caliente.
Los alimentos de dimensiones pequeñas, como los filetes, si pueden descongelarse a temperatura ambiente, ya que el tiempo que requieren es breve y el riesgo de que se estropeen es muy bajo.
La carne y el pescado cortados en rodajas o filetes, que estén completa o parcialmente congelados, pueden ser puestos directamente en la sartén.
Si la fruta va a ser consumida cruda, hay que destapar el envase y dejar que se descongele en el frigorífico durante por lo menos 24 horas.
La fruta de pequeñas dimensiones (fresas, grosellas...) congelada por piezas antes del envasado en una bolsa de plástico o de papel de aluminio puede utilizarse directamente. Se puede agregar a macedonias o tartas ya cocidas, colocándola en este caso entre dos capas de gelatina para evitar que la pasta se humedezca y dejándola descongelar a temperatura ambiente.
Si se desea consumir este tipo de frutas solas, hay que dejarlas descongelar en el frigorífico.
En el caso de que la fruta congelada vaya a ser utilizada para hacer una compota, puede ponerse directamente en la cacerola, sobre fuego suave.
Este tipo de productos pueden descongelarse en el frigorífico o a temperatura ambiente. Conviene quitarles el papel de aluminio o la hoja de plástico que envuelve el producto congelado.
Si se quiere descongelar el pan con mayor rapidez, éste puede ponerse en el horno, a temperatura mínima. Es conveniente colocar un recipiente bajo y ancho con agua caliente en el fondo del horno para evitar que el pan se seque y se resquebraje la corteza.
La pasta quebrada que se ha congelado cruda puede ponerse directamente en el horno, sin descongelar. Lo mismo puede hacerse con los discos de pizza, que se pueden cubrir con los ingredientes elegidos y hornearse sin necesidad de descongelarlos previamente.
Los pasteles que se han congelado ya rellenos y con su glaseado, deben descongelarse siempre en el frigorífico, quitándoles previamente el envoltorio.
Los platos que deben ser consumidos fríos se descongelan dentro del frigorífico, mientras que los restantes, pueden pasar directamente del congelador al horno o al microondas.
Los bloques congelados de salsas, sopas, moluscos..., pueden ponerse directamente en el recipiente escogido para descongelarse a fuego directo. Se les añade un poco de agua o caldo.
Los recipientes semirígidos de aluminio y las cajas de plástico que contengan platos preparados o precocidos deben ser puestos sin abrir, debajo del agua fría del grifo. Luego se vierte el contenido en el recipiente escogido, donde el plato se calentará y alcanzará el punto óptimo de cocción.
Las verduras congeladas que vayan a hervirse pueden verterse directamente en agua salada en ebullición. El punto de cocción se alcanza en pocos minutos, (tardan en cocerse 1/3 del tiempo menos que las verduras frescas).
Cuando las verduras descongeladas vayan a utilizarse en guisos con jugo abundante, pueden cocinarse junto con el resto de los ingredientes frescos, echándolas en el recipiente usado en el momento indicado para respetar los tiempos de cocción.
Las verduras cortadas en rodajas o tiras pueden guisarse directamente en la cazuela con un poco de aceite o mantequilla, o bien cocerse, como las demás verduras, en agua hirviendo.
* Carne Picada 3 meses
* Carne de res vacuna 9 a 12 meses
* Cerdo 4 a 6 meses
* Conejo 6 meses
* Cordero 9 a 12 meses
* Nata 12 meses
* Piña 3 a 4 meses
* Fruta en seco 6 a 8 meses
* Zumo de frutas 4 a 6 meses
* Puré de frutas 6 a 8 meses
* Helados 3 a 6 meses
* Hongos 3 meses
* Huevos batidos 9 meses
* Langostinos 1 mes
* Leche 3 meses
* Mantequilla 3 meses
* Mejillones 3 meses
* Panceta 1 mes
* Panes cocidos 1 mes
* Pato 4 a 6 meses
* Pescado en general 3 meses
* Pollo, Pavo 12 meses
* Queso semiduro 6 meses
* Bizcochos 1 1/2 mes
* Tomates crudos 3 meses
* Verduras cocidas, picadas 6 a 8 meses
* Verduras crudas 8 a 10 meses
* Yogurt 3 meses
* La descongelación es un proceso contrario a la congelación: se va aumentando la temperatura poco a poco; entonces la estructura rígida inicial va desapareciendo, y los tejidos celulares recuperan su apariencia natural.
* Solamente descongela el alimento que vas a consumir.
* Consume el alimento descongelado el mismo día.
* Saca el alimento del congelador y pásalo a la parte más baja del refrigerador, para que se descongele gradualmente y sin cambios bruscos de temperatura. Procura colocar el alimento sobre una charola limpia para evitar que gotee sobre otros alimentos y los contamine.
* No descongeles un alimento bajo el sol, o con agua caliente. Es mejor en un lugar fresco.
* Puedes descongelar un alimento sumergiéndolo en agua fría, dentro de un envase o bolsa de plástico herméticos.
* El tiempo de descongelación depende de la cantidad del alimento, te sugerimos tomar tiempo para programar su preparación.
* Asegúrate de que tu congelador mantenga una temperatura de –4°.
* Las hortalizas pueden ser cocinadas al vapor sin necesidad de descongelarlas.
La congelación tiene un efecto mínimo en el contenido nutricional de los alimentos. Algunas frutas y verduras se escaldan (introduciéndolas en agua hirviendo durante un corto periodo de tiempo) antes de congelarlas para desactivar las enzimas y levaduras que podrían seguir causando daños, incluso en el congelador.
Este método puede provocar la pérdida de parte de la vitamina C (del 15 al 20%). A pesar de esta pérdida, las verduras y frutas se congelan en condiciones inmejorables poco después de ser cosechadas y generalmente presentan mejores cualidades nutritivas que sus equivalentes "frescas".
En ocasiones, los productos cosechados tardan días en ser seleccionados, transportados y distribuidos a los comercios. Durante este tiempo, los alimentos pueden perder progresivamente vitaminas y minerales.
Las bayas y las verduras verdes pueden perder hasta un 15% de su contenido de vitamina C al día si se almacenan a temperatura ambiente.
En el caso de la carne de ave o res y el pescado congelados, prácticamente no se pierden vitaminas ni minerales debido a que la congelación no afecta ni a las proteínas, ni a las vitaminas A y D, ni a los minerales que ellos contienen.
Durante su descongelación, se produce una pérdida de líquido que contiene vitaminas y sales minerales hidrosolubles, que se perderán al cocinar el producto a no ser que se aproveche dicho líquido.
La congelación puede dañar a algunos alimentos debido a que la formación de cristales de hielo rompe las membranas celulares. Este hecho no tiene efectos negativos en términos de seguridad (de hecho, también mueren células bacterianas), sin embargo, el alimento queda menos crujiente o firme. Entre los alimentos que no resisten a la congelación se encuentran las verduras para ensaladas, los champiñones y las bayas.
Los alimentos con mayor contenido de grasa, como la nata y algunas salsas, tienden a cortarse cuando se congelan.
La congelación comercial es más rápida, gracias a lo cual los cristales de hielo que se forman son más pequeños. De esta forma, se reduce el daño ocasionado a las membranas celulares y se preserva aún más la calidad.
* Nunca congeles nuevamente un alimento descongelado.
* Congela por porciones que acostumbras consumir, evita congelar cantidades grandes que te obliguen a descongelar todo el alimento.
* Empaca tus alimentos en bolsas especiales para congelación, o en moldes que no se vean afectados por las bajas temperaturas, siempre debes proteger completamente el alimento para evitar que se queme o se contamine.
* Si vas a congelar un alimento preparado, primero deja que se enfríe completamente antes de ponerlo en el congelador.
* Etiqueta los productos con la fecha de congelación y fecha de caducidad.
* El tiempo que transcurra entre la compra del alimento y su congelación debe ser mínimo.
* Elige siempre alimentos frescos y de buena calidad.
* Los alimentos pueden permanecer en un congelador doméstico entre 3 y 12 meses con toda seguridad y sin que su calidad se vea afectada. El tiempo varía dependiendo del alimento en cuestión; es conveniente seguir las indicaciones de la etiqueta del producto.
El congelador desempeña un papel importante en la vida doméstica. Si deja de funcionar, se pueden seguir estas sencillas recomendaciones para evitar la descomposición de los alimentos y el mal olor resultante.
Si es probable que el problema se solucione en 24 horas, lo más adecuado es dejar la comida en el interior con la puerta cerrada. Evite abrir la puerta para comprobar el estado de la comida; eso sólo contribuirá a aumentar la temperatura. Si va a tardar más de un día en volver a funcionar, es conveniente trasladar su contenido a otro frigorífico.
La rapidez del deterioro durante el segundo día depende de la cantidad de comida almacenada en el congelador. Si está lleno, el contenido se mantendrá refrigerado otro día más. Si se encuentra a media capacidad y en una habitación caldeada, y la comida no tardará en descongelarse y empezará a gotear.
En cuanto vuelva a funcionar con normalidad, el siguiente paso será recuperar un máximo del contenido. Por lo general, los productos que lleven varias horas descongelándose no deben congelarse de nuevo, de modo que han de desecharse. Sin embargo, ciertos alimentos resisten mejor la descongelación que otros, por lo que tendrá que verificar su estado uno a uno.
La comida precocinada y el marisco no pueden volver a congelarse, así que deben desecharse si han alcanzado una temperatura superior a 5°C durante más de tres horas. Para comprobarlo, basta con oprimir el envoltorio sin abrirlo y si hay cristales de hielo la temperatura es inferior a 5°C. Si no presenta cristales de hielo, tire el producto.
La carne roja y de ave y el pescado crudos resisten mejor la descongelación que los platos precocinados. La carne cruda expuesta a más de 5°C durante un máximo de seis horas puede aprovecharse, si se consume de inmediato. Para evitar cualquier riesgo, se ha de cocinar a una temperatura interna de 75°C. Tanto la carne roja como las aves que conserven cristales de hielo, pueden volver a congelarse.
La fruta resiste muy bien la descongelación; la calidad apenas se resiente y puede cocinarse o consumirse directamente con toda tranquilidad. Si no presenta ningún signo de deterioro, también se puede volver a congelar, mientras que la verdura sólo podrá guardarse de nuevo en el congelador si todavía conserva cristales de hielo. Los productos de panadería o repostería que normalmente se conservan varios días a temperatura ambiente, pueden volver a congelarse siempre que no se haya formado moho. Los postres cocinados al horno recubiertos o rellenos de nata o crema, así como los flanes y helados deberán desecharse.
A veces no se puede calcular con exactitud el tiempo que los alimentos llevan descongelándose. En ese caso, lo más seguro es tirarlo todo.
Los congeladores pueden contener una gran variedad de microbios psicrotróficos (los que se reproducen en el frío). Algunos resultan peligrosos; otros, simplemente producen mal olor.
Cuando el congelador o el frigorífico no están en funcionamiento, el aumento de la temperatura contribuye a que estos microbios se multipliquen con gran rapidez. El líquido que se desprende de los alimentos que se descongelan puede filtrarse en las hendiduras y pudrirse, provocando malos olores en la nevera. Cuando se trata de un refrigerador y un congelador integrados en un solo aparato, los focos de infección pueden pasar del uno al otro y conservar así el hedor y el riesgo de intoxicación alimentaria.
Para evitarlo, limpie a fondo los dos compartimentos con lejía de uso doméstico, diluida según las instrucciones de la etiqueta.
Cuando lave las superficies, no olvide utilizar un paño nuevo y limpio, para evitar que los millones de microbios que podría contener un trapo viejo vuelvan a contaminarlas. La limpieza debe concluir con un buen aclarado, mediante una solución a base de bicarbonato de sodio. Cuando huele a moho, suele deberse a la presencia de ácidos grasos volátiles y, como las sales que éstos forman con el sodio no son volátiles, el bicarbonato resulta muy eficaz para evitar los olores.
Si su congelador se avería, acarreará una pérdida de alimentos, tiempo y dinero. Le recomendamos que prevea la forma en que va a actuar en caso de emergencia, antes de que se presente.